Sin estribos
Ruben Castelli |
¿Que es lo que realmente le pasa al Presidente
de los uruguayos cuando es entrevistado por la prensa?
Es una pregunta muy difícil de responder, pero trataremos de analizar el
comportamiento de Mujica a más de dos años de tires y aflojes en la
interna de su partido y en una oposición que ha pegado duro en el
momento de hacerlo.
Las elecciones de la coalición de izquierda con un debilitamiento claro
del sector del Presidente fueron acelerando sus pulsaciones.
Ahora, sin dudas que el escándalo de Pluna, es una de los puntos que ha
puesto al desnudo la incapacidad del gobierno, primero de Tabaré Vázquez
y luego el del propio Mujica para poder mantener la estructura de la ex
aerolínea de bandera nacional y ha desatado el nerviosismo de la cúpula
gubernamental, que con liviandad primero en el Senado y luego en
Diputados no pudo convencer a la oposición de que la liquidación de
Pluna era lo mejor y en la opinión publica se generalizó la idea de que
le erraron y muy feo.
El peso para la izquierda de haber sido el primer gobierno en liquidar
una empresa uruguaya, le jugará en contra y eso es de preocupación para
el Presidente.
En el medio de todos estos líos -la decisión de ADEOM de no hacer horas
extras y dejar que la mugre se adueñe de Montevideo, los paros en la
enseñanza, la salud, con ocupación de centros de enseñanza y centros de
salud pública, los comentarios del Presidente de ANCAP, diciendo que los
que trajeron a Matías Campiani y a Paul Elberse eran todos unos
fantasmas, en donde daba a entender que también le cabía culpa a Astori
y Rossi cuando fueron ministros del gobierno de Tabaré Vázquez, aunque
luego aclaró o no que los fantasmas eran otros- es lógico que Mujica se
sienta molesto y se la agarre con el primero que se le cruce por el
camino.
Da la clara sensación de que Mujica no quiere ser entrevistado y que le
resulta más fácil despacharse por M24 en donde no siente la presión de
los comunicadores.
Ya es de estilo el enojo del Presidente para sacarle el cuerpo al
requerimiento de la prensa, es más cuando destrata a un cronista,
siempre tiene a algún ladero que le festeja la mala educación del
gobernante.
Pero no termina ahí el asunto, sino que además arremetió contra la
oposición, insinuándole lo mismo que hizo su esposa la Senadora
Topolanski, de que si están desconformes deben abandonar los cargos en
los organismos de contralor.
Es un derecho constitucional de la oposición el controlar al gobierno en
sus acciones administrativas.
El Partido Nacional ya ha manifestado su firmeza de seguir en los
cargos, es más ni nos callamos, ni nos vamos, como decía Herrera,
control quieren las cosas, y acá nos plantamos los blancos para cumplir
el mandato constitucional.
Cabe preguntarnos que sucederá de aquí en adelante, como será el
temperamento de Mujica, cuando lleguen los tiempos electorales, de si
podrá mantener la unidad dentro de sus filas, o los hasta ahora
obedientes pastores del parlamento comenzarán a arrimar agua para sus
molinos para mantenerse en sus cargos.
Veremos hasta cuando aguanta Mujica las presiones desde adentro y fuera
o cambia su estrategia de salir a la opinión pública, pues aquello que
hoy arrancaba sonrisas a miles por sus dimes y diretes hoy solo se
remonta a un séquito que le acompaña a cuanto lugar asiste.
Pero es claro que el Presidente de los uruguayos, está sintiendo la
presión y pierde los estribos muy a menudo. Debe controlar su carácter
no le va ni a él ni a ningún Jefe de Estado. Por ahora es un Presidente
sin estribos.
Por el momento a nuestro Presidente le cabe la frase de Thomas Macaulay,
político inglés que decía; Cuando la lucha entre facciones es intensa,
el político se interesa, no por todo el pueblo, sino por el sector a que
él pertenece. Los demás son, a su juicio, extranjeros, enemigos, incluso
piratas.
Ruben Castelli
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