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Dr. Daniel Volpi Avedutto

   14/6/13 - Nº 137        

 

Reflexiones sobre la despenalización del Aborto

 

 

 

La ley Nº 18.987 que despenaliza el Aborto ha instalado en nuestra sociedad un debate que atraviesa casi todas las categorías sociales, con sus diferentes manifestaciones ideológicas, religiosas, filosóficas y políticas. Trasciende la opinión de los géneros, aunque en este terreno hay diferentes miradas según quién lleva al nuevo ser.
 

Es preciso reconocer que la sociedad uruguaya se ha manifestado renuente, refractaria, a adoptar cambios legislativos en este terreno durante muchas décadas, dando lugar a una conducta lindante con la hipocresía. Ya que mientras se penalizaba la realización del aborto, se amparaba, haciendo la vista gorda, la realización de estos procedimientos por quienes explotaban comercialmente un mercado necesitado: el aborto quirúrgico.
 

Recuerdo que cuando ingresé a estudiar en mi facultad, año 1996, en Salto se realizaron unas jornadas médico- jurídicas donde médicos ginecólogos y juristas debatieron durante horas sobre el Aborto y se había puesto sobre el tapete la supuesta e imaginaria ley de despenalización del Aborto.
 

Más allá de coincidir o no con la ley aprobada y las prácticas burocráticas que pueden obstaculizar el cumplimiento de la voluntad del ciudadano, se ha buscado una solución que aún siendo base de una polémica a futuro, habilita ciertas prácticas “lícitas”, que hasta ahora eran consideradas delito.
 

Pero es la conciencia del ciudadano debidamente informado, y también del médico, procurando la ayuda a su paciente y brindándole la ayuda profesional, en su salud mental y social, para lograr la mejor solución.
 

El Dr. Antonio Turnes (médico de Sanatorio Americano), refiriéndose a Historia en una editorial de Diario Médico, dice que desde 1818 Dámaso Antonio Larrañaga creó en el hospital de caridad “El Torno”, que permitía entregar al ciudadano humanitario aquellos seres nacidos y no queridos por sus progenitores. Era una forma de prevenir el infanticidio y otras aberraciones.
 

Parece mentira que dos siglos después, no encontremos formas adecuadas para dar contención a esas situaciones, que fueron la razón de ser del Asilo de Expósitos y de la creación en 1934 del Consejo del Niño (hoy INAU), cuando ya el “Torno” había sido reemplazado por otros mecanismos que conservaban la confidencialidad, pero permitían asumir la responsabilidad de quienes entregaban al niño no deseado.
 

El “Torno” hoy es pieza de museo, pero la idea de amparo caritativo y humanitario no ha perdido su vigencia. Hay en esto una grave carencia de imaginación para buscar soluciones idóneas y de acuerdo a la época.
 

El mencionado médico se pregunta: “¿Dónde queda la apelación de la defensa de la vida?”.
 

Frente a las personas que buscan terminar con una vida que no desearon engendrar, está la necesidad de otras tantas que deseándolo no lo pueden conseguir por razones diversas.
 

Encontrar la solución para que un ser concebido pueda habitar el amor de una familia o de una persona que desee brindarle amparo, es el mejor camino. No destruyendo la vida que ya se concibió, sino defendiendo a ese ser que desde el silencio del claustro materno no puede expresar su deseo de vivir.
 

Durante el curso de la materia “Filosofía del Derecho”, el Dr. Nicolás Etcheverry Strázulas nos decía que por su formación religiosa estaba en contra del Aborto; como forma de ilustrarnos decía que los fetos desearían salir por las calles a realizar manifestaciones, protestas con banderas, pasacalles, bombos y platillos bajo la consigna “queremos vivir”.
 

Este mencionado docente también se afilia a la tesis adoptada por el Pacto de San José de Costa Rica (Convención Americana de Derechos Humanos), que fuera ratificada por Uruguay en 1985. En su artículo 4º consagra el derecho a la vida desde el momento de la concepción.
 

El Partido Nacional también es defensor de la vida desde siempre. En su declaración de Principios, precisamente su artículo 6º de Principios Fundamentales dice textualmente: “La lucha por los Derechos Humanos ha sido, y seguirá siendo, uno de los objetivos consustanciales de nuestra lucha política. En consecuencia, el PARTIDO NACIONAL continuará reafirmando los valores de solidaridad, convivencia familiar, respeto por todas las ideas y la concepción integral de la persona humana”.

 

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